Quiénes son mis clientes
«¿Para quién trabajas?» es una pregunta habitual, especialmente en los inicios.
Decir públicamente para quién trabajas es algo que está en todos los manuales de marketing.
Sacar pecho.
Decir quiénes son tus clientes, para conseguir nuevos. Una manera de seguir añadiendo eslabones a la cadena. «Estos ya se han animado, contrátame tú también».
Pero me daba cierto nivel de pereza. O, puede que fuese cierto recelo.
El hecho de decir para quién trabajaba era como desnudarme en público. Un dato que interesa solo a los cotillas. Para quién trabajas, y haciendo qué. Algo que me parecía que solo podía interesar a los competidores de mis clientes.
Jo, ¿y la confidencialidad respecto al cliente? ¿Y la fidelidad?
Tengo muy claros dos principios:
Uno: quiero construir relaciones a largo plazo con mis clientes, relaciones basadas en la confianza mutua.
Y, dos: ofrezco exclusividad a mis clientes. «Mientras trabaje para ti, no quiero trabajar para ningún competidor tuyo». La secreto profesional se entiende, y no me han pedido esa exclusividad, pero la quiero ofrecer, como primera medida de labrar la confianza.
¿Por qué he cambiado de parecer?
Quiero agradecer públicamente a quien me está acompañando en este camino, a quienes han puesto su confianza en mí, porque me parece muy bonito. Y porque creo que necesitamos más acciones bonitas que simples palabras para conseguir un buen ambiente, y sembrar relaciones a largo plazo basadas en la confianza.
En lugar de soltar todos los clientes de golpe, iré contando poco a poco quiénes son, al menos los que se pueden decir 😉
- Número uno: Equilia, consultora boutique.
- Número dos: Club Deportivo Eibar.
- Número tres: Alumigraf.
- Número cuatro: Unidad Dual de la Universidad de Deusto.
- Número cinco: cláusula de confidencialidad. Me lo guardo para mí 🙂
- Número seis: ULMA Handling.
- Número siete: ZAZPI, yo mismo.
- Número ocho: Fisioarima.
- Número nueve: Bizkaia Talent.
- Número diez: SAALDA.